domingo, 31 de julio de 2011

La historia de Iván y Lucía

Se acabó, hoy domingo 31 de julio de 2011, llegamos al “y vivieron felices para siempre”.Algunos lectores pensaran que es exagerado o injusto decir la frase “Ojala que todas las telenovelas las hicieran así de bien”, pero eso es lo que en realidad deseo. Deseo telenovelas que pretendan contarnos una historia y no rellenar un horario con caras y cuerpos de moda. Historias inteligentes, congruentes, y no solo hablo del melodrama y la tragedia, también las comedias pueden y deben alcanzar este nivel de madurez, para cumplir su cometido prescindiendo de las exageraciones, ridiculeces y humillaciones.

En General
Una historia que nos tuvo al filo del asiento de lunes a viernes, que nos hizo reír, llorar, enojar y enamorarnos de cada uno de los personajes, por su humanidad e inteligencia. Mi favorito sin duda Antolín (Marcelo Córdoba), un personaje que paso de ser, para mí, un agregado cultural, a tenerle tirria, para finalmente convertirse en todo un príncipe.

Ya en su momento elogie las capacidades histriónicas del resto del elenco, su gran mérito el mantener el nivel todos estos meses.

Técnicamente
Destacable trabajo en edición y continuidad. La fotografía hermosa, ilustrando cada escenario, interior y exterior, con mucho detalle.


Si acaso debo subrayar, como punto negativo, las recurrentes consecuciones de extreme close up, que si bien nos permitían tener ese acercamiento con el personaje, la carencia de una toma más abierta, nos privaba de la expresión corporal del actor, recordar que también se habla con el cuerpo; además, complicaban la correcta percepción de algunos momentos de cercanía entre dos o más personajes, sobre todo en las conversaciones y los momentos románticos. Un claro ejemplo se presenta en el capítulo final, cuando Camilo (Gabriel Soto), en su agonía, rehace los lazos de amistad con Iván (David Zepeda); esta conversación era muy complicada de seguir, pues la emoción era interrumpida con cada salto de toma a la cara de uno u otro según les tocara hablar.

En el final
Final apenas justo para tan grande historia. Un acierto la especulación sobre la muerte de Camilo y sobre todo, el retomar el rosario de Alicia (Leticia Calderón), permitiéndole a los espectadores del primer capítulo sentir nostalgia y complicidad.

No diré que fue perfecta, ciertamente tuvo sus detalles, pero si puedo asegurar, La Fuerza del Destino deja abiertas las puertas, no solo para que se atrevan a contar historias nuevas, si no para que se atrevan a contarlas de formas nuevas.

Gracias María Zarattini, Rosy Ocampo, Sandra Echeverría, David Zepeda, doña Delia Casanova, don Pedro Armendáriz Jr., el resto del elenco y la producción. Por una inolvidable historia de amor.

Calificación: (Vale más que cinco estrellas rojas)

viernes, 20 de mayo de 2011

Los Olvidados

Triunfo del amor, La Fuerza del Destino, Emperatriz y ahora Cielo Rojo. Todas estas telenovelas, además de ser mexicanas y estar en transmisiones tienen algo en común, hay o hubo hijos perdidos.



En la estelar de televisa, la hija perdida de Victoria (Victoria Ruffo), que “sorprendentemente” resulto ser María (Maite Perroni) fue uno de los principales conflictos durante meses y meses. En la Fuerza del Destino, el hijo robado de Iván (David Zepeda), fue una de las razones para que este volviera a México. A Emperatriz (Gaby Spanic), le quitaron a su hija y se decide a recuperarla, mismo caso el de Alma (Edith González) en la nueva Cielo Rojo.



Lo malo es que al final del día, tienen al público viendo la misma trama y no puede escapar ni cambiando de canal. La incidencia de conflictos en diferentes melodramas, es una de las razones por las que los televidentes migran a otros canales, géneros y medios. Así como hablamos de los hijos perdidos, hay temporadas donde todas las protagonistas están embarazadas o todos al hospital, todos desmemoriados, etc.



No sé si será coincidencia o de adrede. Pero es un detalle que se debería cuidar a la hora de autorizar un proyecto. Recordar que la variedad enriquece.

martes, 19 de abril de 2011

Entradas y Entremeses


¿Quién puede negar lo mágico que es escuchar la entrada de la novela al principio de esta?, la sensación de estar dejando al mundo real atrás para adentrarte en una fantasía, la música que reclama entera atención esa magia que hacía mucho no siento. Ahora ya no hay nada así, la mayoría de las telenovelas ponen la entrada a la media hora, no sé por qué. Y de las pocas que empiezan con sus créditos ninguna consigue robarme la atención.


La entrada de una novela es mucho más que imágenes, créditos y la canción de moda. Por lo menos para mí, así es. En mis recuerdos esta la entrada de Alborada que invadía los sentidos con la inconfundible voz del tenor Placido Domingo, y la de Corazón Salvaje 1993 que es prácticamente un llamado a las armas.


Hace poco la telenovela Soy tu Dueña, retomo la tradición, con su tema “Golondrinas Viajeras”. Aunque sin llegar a ser aquel toque de guerra, para los televidentes. Un claro ejemplo de que una canción de moda, que pega mucho y no enriquece la historia es “Me enamore de ti”, Corazón Salvaje 2009, una canción muy sonada y bonita, sin embargo, no enmarcaba con certeza a la producción.


La canción “Cuando me enamoro” del melodrama homónimo, pudo convertirse en un verdadero himno. La gente la cantaba, en todos lados y a todas horas, pero le restaba fuerza él parecer como entremés. Teresa, también tuvo una canción icónica, e insisto imagínense que cada vez que dieran las 6:00 de la tarde (depende de su uso horario) se escucharan esas inconfundibles notas de tango.


No sé qué función o porque razón las telenovelas ahora tienen entremeses, pero sí sé que sigo esperando el regreso de la magia y del llamado a las armas. Y si alguien que lea estas líneas sabe qué pasa, pues que diga.

domingo, 10 de abril de 2011

De escritores e historias de amor



Hace apenas algunas semanas, el 14 de marzo, comenzó la telenovela “La Fuerza del Destino”. ¡Y que telenovela! De la pluma de María Zarattini, la responsable de Amor Real y mi adorado Corazón Salvaje 1993. Se supone que este debería ser un artículo de crítica constructiva, pero lo que salió fue un “ceviche” (homenaje).

En esta telenovela las cosas pasan, no se detiene en pequeñeces, han pasado tantas cosas en estas semanas que con el ritmo común se necesitarían 6 meses para contar. Y no es por ser recién el comienzo, porque a veces pasa, los primeros días o el primer par de semanas, van que ni hechas la mocha y luego se quedan en lo mismo meses; hoy nos queda claro que este es el ritmo de la historia. Aunque hay situaciones que requieren tiempo para gestarse, por ejemplo la odisea de Iván en los E.U.A.


Otro punto a favor es la actualidad y veracidad de las situaciones que viven los personajes. Espero no le pasen todas a una sola persona real, pero cuantos paisanos no han pasado por aquel calvario para realizar “el sueño americano” o cuantos padres no viven su misma angustia al desconocer la suerte de sus hijos. Angustia que compartimos, con cada capítulo y también compartimos con Iván el enojo, la tristeza, la nostalgia, con Lucía la indecisión, incredulidad y el amor. Sentimientos que nos dejan siempre con ganas de ver aunque sea un minutito más.


Técnicamente es una verdadera joya, con una excelente fotografía que deja ver la hermosura del estado de Sonora y los actores, sin palabras, un aplauso para el gran Pedro Armendáriz, Rosa María Bianchi, que grande es usted, a la señora Delia Casanova nunca la había visto actuar que gusto. A los jóvenes David Zepeda y Sandra Echeverría que no se han dejado opacar por el elenco mayor y un aplauso muy especial para el elenco infantil/juvenil, Renata Notni y Adriano Zendejas se portaron como los grandes.


Esta es una telenovela de las grandes de esas inolvidables historias de amor. Y... si conozco bien a la señora Zarattini, aún nos falta mucho por ver.