viernes, 19 de junio de 2009

Con el enemigo en casa


Es que cuantas veces en novelas no sea escuchado frases como “eso solo pasa en las telenovelas” refiriéndose a acontecimientos ridículos o “esas son ideas de viejas telenoveleras” usando telenovelera como un despectivo. Inclusive fuera de cámaras actores, y hasta figuras reconocidas de este medio, ponen por debajo del cine, por ejemplo, a la telenovela.

A mi parecer no tendría porque ser así, no tiene más merito un equipo de trabajo que se convierte en una familia después de pasar meses y hasta años con un solo fin; y los actores que le entregan prácticamente toda su existencia a los personajes durante ese tiempo; no es un reto mayor gustar durante una hora cinco días a la semana, con el riesgo de caer en la monotonía o la divagación.

Además no es solo una denigración contra el género, también hacia sus seguidores, porque aquel que conoce de buena música, pintura o cine, es una persona culta de mundo; mientras quien conoce y aprecia las más grandes obras televisivas nunca pasa de ser “un viejo o vieja telenoveleros”
Porque también hay hombres que ven telenovelas y son muchos; pero es tan grande el prejuicio que sus seguidores terminan siendo “fans de closet”, ocultando su gusto, poniendo los más increíbles pretextos para evitar que se conozca, pero llegar a tiempo para verla; y aunque no lo confiesen las telenovelas tiene adeptos hombres y mujeres de todas edades y colores.
Ni siquiera el hecho de ser transmitido por televisión puede ser una buena razón para tan baja estima, ahí están las series que son vistas por “la gente bien”, no como la plebe telenovelera.

Es acaso por nuestro clasismo que subestimamos el valor de este entretenimiento gratuito, o el malinchismo, ya caracteristico de los mexicanos, que nos obliga a demeritar este producto nacional, quizás ambos. Y no estoy diciendo que todas las telenovelas sean obras maestras dignas de reconocimiento; solo digo que tampoco todas las películas, pinturas, fotografías, canciones y demás.

Son melodramas de la talla de “Café con Aroma de Mujer”, “Amor Real”, “Corazón Salvaje”, entre muchos otros, que como cualquier brillante sinfonía merecen el reconocimiento y respeto internacional. Esta es una situación que más que enojo me intriga y la cuestión es ¿Qué necesita la telenovela para ganarse su numerito, que le hace falta?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen articulo, yo pienso que lo que necesitan las novelas son temas nuevos y refrescantes, que ya no sea la clásica historia de amor tonta entre ricos y pobres